LA GRAUFESENQUE UNA
HISTORIA DE LA SIGILLATA
Después de la conquista romana de César la
aglomeración gala de Condamagus debió romanizarse muy rápido. Dedicada al
comercio, abierta a las novedades técnicas ,la villa comienza desde el año 10 A.C. ,a producir floreros imitando
aquellos que se importaban de Italia. En el periodo de algunas decenas de años, la calidad de las
copias sobrepaso la de los modelos y los alfareros de Millau a su vez
exportaron. Ellos se especializaron
en la producción de una vajilla de mesa en terracota roja, barnizada, que
hoy recibe el nombre de terra sigillata. Entre el año 10 A.C. y el l50 D.C.se
cuentan mas de quinientos talleres, mayoritariamente ubicados en la zona de la
Graufesenque a dos Km al sur de la villa actual, en la ribera izquierda de la
confluencia de los ríos Tarn y Dourbie. Su producción estandarizada, casi
industrial, abasteció por entonces todo
el Occidente del Imperio en vajilla de calidad. Después, súbitamente todo se
derrumbará hacia la mitad del siglo II, en
beneficio de otros talleres situados en el centro y el oeste de Las Galias o en
Africa del Norte. La calidad declinó, los mercados se cerraron. Solo algunos
alfareros continuaron hasta el fin del siglo III, a cocer artesanalmente para
una clientela local. Condatomagus no era más que una simple parada, un mercado
local alrededor del cual gravitaban las
posibles explotaciones agrícolas galo-romanas de las cuales la toponimia ha guardado el recuerdo: Canhac,
etc. El nombre mismo de la villa antigua
acabo por perderse en el Bajo Imperio. El fue remplazado hacia el siglo VII por aquel D´Amiliavum que
devino Amilhau y al fin Millau. Los yacimientos arqueológicos encontrados son
enormes y demandaran muchos años para
ser estudiados :millones de piezas en niveles perfectamente estractificados
,muchas decenas de miles de floreros estampados ,tres mil motivos decorativos
diferentes ,centenas de moldes enteros, una decena de depósitos de
desechos de los cuales dos
contienen cada uno entre siete y diez mil piezas.......
La urbanización del lugar comenzó a dibujarse,
con las calles, una plaza ,un canal, las casas habitación, tres pozos, tres
hornos, dos santuarios, etc.
En un siglo solamente del 2 al 3% de la
superficie del lugar ha sido excavada pero la historia antigua de la
Graufesenque aparece de manera precisa
con tres períodos sucesivos:
Siglos II y I A.C. Habitantes Galos y Galo- romanos precoces, comercio
intenso con el mundo mediterráneo.
Siglo I D.C. y primer mitad
del siglo II D.C. talleres de alfareros Galo-romanos, producción masiva
de floreros para la exportación.
Del año 150 al 300 Habitantes Galo-romanos
cada vez más pobres.
Para estos tres periodos, poseemos numerosa
información concerniente a la vida cotidiana de los habitantes de Conatomagus. Detrás
de las piezas se encuentran los alfareros y detrás están los comerciantes, los
carreteros, los marinos, los clientes, sus esclavos y sus dioses. Toda una historia de la sociedad y de
la economía romanas .
LA VIDA COTIDIANA DE
LOS ALFAREROS
Las construcciones de el primer periodo son
poco visibles .Sus muros eran en
piedra y sus techos en paja .Alrededor
del año 10 A.C. se generaliza muy rápido la moda de construcción romana ,con
piedras unidas con mortero de cal y techos de carpintería cubiertos de
tejas en barro cocido. Los enduidos
pintados adornaban las paredes internas de las casas ,mientras que los pisos
eran hechos de losas de concreto y de ladrillos .De vez en cuando los pisos de mosaico, los pórticos con
columnas y los baños con instalaciones de agua caliente confirmaban la marca
romana..Pero este confort no puede disimular una gran rusticidad ,las
tales piedras talladas no son más que un
gres, mármol del pobre y sería una pena
reconocer un plan ortogonal en el urbanismo local, todo está edificado
por simples yuxtaposiciones aproximativas, proliferaciones desordenadas o modificaciones a la moda de la época. La técnica es romana
la arquitectura es gala.
La excavación encontró también ahora viviendas muy modestas que tal vez habitaron los esclavos de los alfareros y seguramente los últimos habitantes del lugar. Estas son casa
d una sola pieza, con el suelo de tierra
batida con una puerta de un lado ,una estufa del otro y bancos de piedra
para sentarse y trabajar.
No obstante los habitantes de Condatomagus
tenían en conjunto un bastante buen nivel de vida, si vamos a juzgar por todo
lo que ellos perdieron o tiraron
alrededor de ellos..Su alimentación
cuidada comprendía sobretodo corderos y
ovejas, cabras, cerdos y bovinos, pero también aves y peces, y lo que es más
sorprendente ostras y mariscos. Su vino venia en ánforas de Italia en el siglo
I A.C., despues de Tarraconaise o Narbonnaise, Al inicio del Imperio el aceite
de oliva del sur de España remplaza la
manteca de cerdo local en la preparación
de las comidas. El trigo de Larzac era
molido en cada casa gracias a las pequeñas muelas rotativas de piedra de Agde. Las
zonas vecinas les proveían de peces, manzanas, nueces, avellanas, etc. Lana,
lino o cáñamo debieron ser tejidos sobre los telares de los cuales
se encontraron las pesas de
arcilla destinadas a tensar los hilos.
CULTOS Y CREENCIAS
Religión y profesión parecen íntimamente
ligadas ,como lo muestran ciertas cuentas de los alfareros fechadas en función del sacerdote
en ejercicio. Fuertemente religiosos ,los habitantes de
Condatomagus habían dispuesto numerosos lugares de culto Dos pequeños santuarios de planta
cuadrada fueron encontrados en el corazón de los talleres en el interior de un recinto sagrado. Otros
se encontraron sobre las alturas vecinas
de Peuc dÄndan y de La Granede.Y otro más aún viene de ser descubierto en el
barrio Rajol en Millau. Las divinidades galas como las serpientes con cabeza de carnero o las diosas madres y
las clásicas representaciones de Minerva, Mercurio, Venus o Júpiter. Lo mismo,
en ciertas casas ,el culto domestico es
atestiguado bajo la forma de un
dios Lar romano y de robles galos
en forma de carneros protectores del hogar. Pero los decoradores galos de La
Graufesenque no usaban más que imágenes
de dioses romanos para decorar las piezas que fabricaban :ellos eran destinados
a la exportación y la cultura dominante
se reflejaba hasta en sus decoraciones, mismo si estas últimas eran
muchas veces incomprendidas por los artistas poco familiarizados con la mitología
greco-latina
¿QUIENES ERAN LOS
ALFAREROS?
Un ciudadano romano se reconoce por la forma
triple de su nombre: el nombre, el
gentilicio y el sobrenombre. En La Gruafesenque, una quincena de sellos
solamente presentan esta estructura, y ocho
de entre ellos ,con el gentilicio Iulius relativo a la exención imperial de los tiempos de Julio-Claudio,
como Iulius Habitus o Iulius Sabinus. Pero no era del todo necesario exhibir sus títulos completos sobre simples
marcas de fabrica. Así encontramos sellos con solamente la inicial del nombre y el gentilicio
(Q.Aemilius)o contrariamente al uso clásico inicial y sobrenombre
(S.Albanus,T.Audax) Y se llegó a que un ciudadano firmase solo
su sobrenombre; es por tanto difícil de distinguir a los alfareros que
por su simple estatus de peregrinos no tenían más que el derecho
a usar
un sobrenombre. Y estos peregrinos(es
decir los indigentes considerados como
libres, pero sin los derechos políticos de los ciudadanos romanos)eran
seguramente los más numerosos entre los alfareros de La Graufesenque. Los
sobrenombres que tenían estos indigentes
libres eran(marcados por la moda de la época) de origen latino un 70%,galos
20%,griego
s 6%. Se trataba de apodos muy pintorescos: el
rojo, el pelado, el risueño, etc. En la parte inferior de la escala social se
encontraban los esclavos que se podían
comprar o alquilar según las necesidades. A ellos les estaban reservadas los
pesados trabajos de mantenimiento y
cuidado o de transporte, contrariamente
a lo que sucedía en Italia donde eran también los encargados de la fabricación de las piezas y los moldes.
Los numerosos grafittis muestran que una parte al menos de los
alfareros comprendían, leían o escribían a la vez el latín y el galo. El latín
utilizado no era ciertamente muy elaborado; los provincionalismos, las
negligencias y las dudas escritas no faltan. Este latín rústico o este lenguaje
de taller, pudo asimismo transformarse en una curiosa sabiduría
galo-greco-romana. De hecho la lengua mas familiar era el galo. Era la lengua inicial de las
cuentas más cuidadas, de las
inscripciones triviales ,las bromas y lo
sacro. Era también por esa época una lengua difícil de interpretar.
LA ORGANIZACIÓN DEL
TRABAJO
Los talleres de La Graufesenque nos dan con
profusión de detalles el ejemplo exitoso de un grupo de artesanos que se eleva a la escala de una
gran industria antigua. Todo lleva a
pensar que los alfareros –al menos a partir del 50 o 60 D.C.-estaban
reunidos en una suerte de cooperativa de producción. Algunos pequeños artesanos
especializados solamente en una sola
fase del trabajo estaban ligados entre ellos por contratos de cooperación
temporaria. Otros grandes emprendimientos como los de Masclus o de Germanus
podían asumir toda la cadena de fabricación desde la arcilla en bruto hasta las piezas cocidas. Pero
cualquiera que fuese la importancia del taller las tareas eran idénticas para
productos idénticamente fabricados. De este modo no solamente todas las
producciones de La Graufesenque,en una misma
estación ,podían ser
uniformemente comercializadas, sino que también los intercambios de
servicios o las asociaciones temporarias
entre alfareros eran facilitadas. La
estandarización de las técnicas industrializó la producción y rentabilizó la
comercialización mientras que la estructura artesanal de ciertos talleres y el
carácter efímero de las asociaciones de alfareros se adaptó con flexibilidad a las
fluctuaciones de los mercados y las
estaciones; satisfacer más rápido algún cliente importante, o para cargar más
cómodamente un horno que se debe
prender, llevo a estos alfareros a asociarse entre ellos ,o a alquilar de refuerzo los servicios de grupos de esclavos.
Ellos mencionaban entonces el
detalle de sus tareas y de sus aportes respectivos
sobre platos grabados a la punta seca antes de la cocción. Estas memorias
indicaban para cada horneada la fecha de carga del horno, los nombres de los
alfareros así como los modelos, las
dimensiones, y la
cantidád de piezas apiladas en el horno y las
defectuosas. El ritmo estacionario del trabajo era el sig.: de abril a octubre
se torneaba, se moldeaba, se secaban y se cocían las piezas; de noviembre a
marzo talaban y transportaban la madera
,se preparaba la arcilla, y puede ser también que se confeccionasen los sellos
y los moldes. Se nota también una evolución en los ritmos de producción :para
desmoldar correctamente una pieza
decorada ,se necesitaban 24 horas de secado a la sombra en un molde limpio
y seco, y era el tiempo que debía ser dedicado a esta operación hasta mediados
del siglo I D.C..De este modo la arcilla blanda de la pieza moldeada se contraía y endurecía
lentamente, conservando con fidelidad los detalles decorativos del molde. Pero a partir de los 60 y mas aun
de los 80 D.C.se constata que si los
moldes tienen todavía las decoraciones estampadas, las piezas que salen
presentan las decoraciones empastadas, alteradas, apenas siluetas. La
aceleración de los ritmos de producción es la causa evidente de estas fallas, los alfareros no se
tomaban más los tiempos necesarios para secar los moldes entre dos modelajes .La
calidad finalizó por ser sacrificada a la cantidad ..
Estas exigencias de calidad habían sido muy extremas por largo
tiempo. Por defectos aparentemente mínimos pilas enteras de piezas eran
desechadas. Cerca de diez mil piezas de descarte han sido encontradas al día de
hoy en una fosa datada del año 55 al 60D.C.Una primer selección las había
descartado de la venta. Alrededor de mil están aun intactas y presentan solo un
barnís un poco blando, un borde un poco hundido o un grano de cal que produjo
un reventón en la pasta. A veces las piezas defectuosas eran rotas por un
controlador con la ayuda de un pequeño pico puntiagudo para que no pudiesen ser
vendidas en ningún caso. Es gracias a
este rigor que la producción exportada podía ser uniforme, todos las piezas de
una misma estación ,brillando con el mismo brillo, eran vendidas a los mismos
precios. El cuidado constante de la rentabilidad excluía de las grandes series
todas las formas panzudas que tenían
mucho volumen en los hornos o los transportes
y todas las formas con asas frágiles
que un accidente podía volver fácilmente invendibles. Estas exigencias
de selección y de rentabilidad nunca
fueron tan fuertes como a mediados del I D.C, es decir al momento en el cual
los talleres de La Graufesenque exportaban
la mayoría de las piezas hasta
las mas remotas provincias del Imperio.
Estas exigencias se comenzaron a relajar
hacia el año 70 D.C. y mas aún al comienzo del siglo II D.C., época en la que las cerámicas rutenses se
vendían cada vez menos fuera del sur de las Galias. ¿Cuál fue la
causa? ¿Cuál fue el efecto? Aquel que indica el sentido común
la relación es directa entre la calidad del
producto y su grado de comercialización.
Pero quien coordinaba la producción? Quien asumía los riesgos técnicos y financieros de
cocinar tantas piezas en un solo horno? Quien imponía a los alfareros esas
normas tan estrictas? Eran esos capataces o controladores cuyos muchos
graffitis implican su presencia? O bien los patrones eran los revendedores,
grandes comerciantes de cerámicas cuyo
resultados comerciales deben haber sido muy lucrativos-por consiguiente más
importantes-que las laboriosas operaciones de producción de los alfareros
mismos?
DATOS COMPLEMENTARIOS
La cerámica
“terra sigillata” de La Gruafesenque era cocida a 1050% al abrigo de las llamas y de los gases
de combustión, Las chimeneas atravesaban el horno desde abajo hacia arriba y
las piezas apiladas entre esas chimeneas eran cocidas en atmosfera oxidante.
Los hornos podían medir hasta7m de lado, con
una cámara de 50 a 100m3.En una sola horneada se cocinaban entre l0.000 y
40.000 piezas. Se descubrieron cerca de los hornos enormes depósitos de piezas..
Los accidentes de cocción eran numerosos. Las piezas demasiado cocidas se
deformaban o se pegaban unas con otras Piezas cerámicas de La Graufesenque se
encontraron por todo el imperio romano y en Sudan y aún más allá de sus
fronteras en la India.
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